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martes, 29 de marzo de 2016

El preescolar o JARDÍN de NIÑOS marca el éxito o el fracaso educativo


La pequeña de seis años sube a la tarima. Carraspea un poco, toma el micrófono y lee un papel: “Me llamo Fernanda Sofía Enríquez Picón. Buenos días a todos. Hoy es un día de fiesta para nosotros al terminar exitosamente el primer gran reto de nuestras vidas… Estamos dejando el preescolar Berta para ir al colegio de los grandes a seguir con nuestra preparación…”.

Su elocuencia es envidiable. No cancanea y se detiene justo donde los signos de puntuación se lo indican. Ella llegó a esta escuela tres años atrás para aprender las vocales, para jugar, dibujar e imaginar, ahora se encuentra iniciando los estudios primarios.

Según los especialistas, el preescolar no es el lugar ideal para aprender a leer, como lo hace Fernanda Sofía, pero sí lo es para prepararse ante los retos educativos que se avecinan. En palabras de Rafael Lucio Gil, doctor en educación, “en el preescolar se fraguan los éxitos o fracasos del futuro”.

“Las ciencias neurológicas han confirmado que en los primeros seis añitos los niños y niñas desarrollan su base neurológica básica. El niño que no cursó ni un nivel está llamado a tener problemas en la primaria”, dice Gil, también director del Instituto de Educación Xabier Gorostiaga S.J. de la UCA.

Vanessa Castro, especialista en educación inicial, va más allá: “Desde que el niño está en la panza es susceptible a los cambios”, por eso insiste en que es fundamental la estimulación visual incluso en la etapa de gestación. “Se puede usar una lamparita para estimularlo. También es importante la estimulación auditiva, que contribuye al desarrollo del lenguaje oral y que, a la vez, es clave para la lectura”. 

Las pláticas entre madre e hijo son fundamentales, explica Castro. “Un estudio en Estados Unidos reveló que niños procedentes de familias acomodadas llegaban a la escuela habiendo sido expuestos a 42 millones de palabras, mientras que los niños que venían de familias pobres solo habían escuchado en promedio 13 millones de palabras. Ese último niño llega con desventaja a la escuela porque la lectura se monta sobre el lenguaje oral”.

MOMENTOS

Pero no hay que ir tan rápido, los expertos advierten que el preescolar no es el momento ideal para aprender a leer. “Habrá niños que pueden leer, pero eso no debería ser una meta del preescolar, los grados para aprender a leer son primero y segundo”, afirma Castro.

El preescolar los prepara trabajando la conciencia fonológica, la destreza motora fina, la coordinación de la mano con el ojo, la memoria, el control de los impulsos, la socialización y el lenguaje oral. “Podés trabajar la parte fonológica del lenguaje contando cuentos, cantando canciones, haciendo rimas, leyéndole un poema, haciéndole adivinanzas, haciendo que el sonido se afine para que en primer grado trabaje los sonidos de las letras”.

Cecilia Miranda, directora del preescolar Berta, da un argumento a favor de la enseñanza de la lectura en esta primera etapa: “Sí, hay especialistas que dicen que hasta en primer grado deben aprender, pero ¿cómo hace uno para frenar ese deseo por leer? Nosotros lo que hacemos es alfabetizar, los maestros de primer grado se van a encargar de que los chavalos lean de manera más fluida”.

“Nosotros —insiste Miranda— llevamos todo el programa del apresto en lectura y escritura partiendo que son niños que tienen cinco años cumplidos y que tienen estímulos en el hogar. (Pero) cada quien tiene su propio ritmo de aprendizaje”.

En el preescolar se fomenta la autonomía e independencia del niño, dice Miranda. En esta etapa “es capaz de desarrollar su potencial, aprende a visualizar su entorno, toma conciencia de lo que vive, de la música”.

ANALIZAR

Desde el preescolar se le debe enseñar a los niños a analizar, sostienen los expertos. Liana Somarriba, directora del Liceo Bello Horizonte, que ofrece preescolar, primaria y secundaria, dice que en esta etapa “se les debe enseñar a observar paisajes y a preguntarles qué ven. Si desde preescolar no le ayudamos a que interprete, pasará al tercer nivel, luego al primer grado y no dirá lo que observa. Si el maestro no fomenta la interpretación, luego lo que tendremos serán bachilleres que no comprenden lo que leen”.

Ojo: deficiencias
Más allá del debate sobre la enseñanza de la lectura en el preescolar, Rafael Lucio Gil advierte sobre la necesidad de una política estatal para educar en la primera infancia. 

La preparación metodológica sigue siendo insuficiente. En los preescolares comunitarios los maestros están recibiendo formación para lograr titulación como maestros de educación pre-escolar y ese es un buen esfuerzo, pero obviamente importa si se hace con la calidad debida”.

Según el estudio “Educación en Nicaragua: retos y oportunidades”, elaborado por el BID y publicado en septiembre de 2012, a nivel de preescolar, la cobertura incrementó del 47% en el 1993 a casi 61% en 2009.

“La meta del Gobierno de aumentar la tasa de matrícula de 53% al 65% para el año 2015, solo se podría lograr si se hace un cambio en la tendencia actual, realizando un aumento en la oferta formal, ampliando la cantidad de escuelas que tienen educación inicial formal y no formal, y creando más aulas comunitarias de preescolar”, indica el estudio. 

El análisis agrega que uno de los grandes problemas de la educación preescolar es que los docentes carecen de las herramientas, conocimientos, habilidades y entrenamientos necesarios para promover aprendizajes de buena calidad.

“Este es el sector que refleja mayor consistencia vocacional, de entrega a toda prueba. Hacen un buen esfuerzo, pero de carácter muy empírico, con mucha improvisación y muy intuitivo”, dice Rafael Lucio Gil, quien considera que es de suma importancia que exista una coordinación entre el Ministerio de la Familia y el de Educación.

El Ministerio de la Familia está encargado de velar por los niños de cero a tres años e impulsa programas encaminados a la estimulación de los pequeños. Muchos de estos programas han sido bien valorados por especialistas.
Clave para desarrollar la autonomía

El inicio• “Todas las investigaciones sobre primera infancia nos dicen que este es un periodo clave en el desarrollo de los niños y deja huellas para su trayectoria personal. Sientan las bases del desarrollo cognitivo, social y emocional que luego da lugar a la estructuración de la personalidad”, explica Melba Castillo, especialista del Centro de Investigación y Acción Educativa Social, Ciases, y directiva del centro de estimulación temprana Chiquigym.

La primera infancia se desarrolla básicamente en el hogar. “Los padres somos los llamados a cubrir esta necesidad. Un niño con estimulación adecuada, que ha estado en contacto con una educadora que lo guíe y ayude, desarrolla las habilidades de socialización, de comunicación, es un niño que habla mejor y un niño que habla te puede expresar lo que piensa. Un niño que no se puede expresar entra con desventaja”.

Para Castillo una de las claves en esta etapa es el desarrollo de la autonomía. “Un niño autónomo, que se desenvuelve solo, va a ir por la vida con mayor seguridad en sí mismo”.


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